A fin ya pasó el 9N, muchas colas al haber muy pocos colegios abiertos y las prisas por votar antes de que una eventual orden judicial retirara las urnas. Hay que destacar que las cifras ofrecidas por la Generalitat no tienen ninguna fiabilidad porque no ha existido una garantía democrática: no hay censo electoral, no había representantes de los partidos políticos, ni interventores, ni un convocante claro, ni junta electoral, etc. Es importante recordar que en este caso se permite participar a mayores de 16 años y a extranjeros residentes.
De los 6,4 millones de catalanes llamados a las urnas sólo han tenido una participación del 36%. Es la peor cifra de participación; incluso la votación del Estatut en 2006 logró un 49%, las europeas de mayo un 47% , las autonómicas de 2012 un 69% y las generales del 2011 un 67%. 7 de cada 10 catalanes, por lo tanto, la gran mayoría, se han quedado en casa y no han querido participar en este simulacro de consulta que es una farsa. Una mayoría de catalanes no ha apostado por el proceso de ruptura.
De los votantes menos del 30% de los llamados a votar ha optado por la independencia. Si se comparan los resultados con las pasadas elecciones autonómicas de 2012 se observa que el voto por la independencia ha obtenido 238.000 votos menos. Este resultado es especialmente relevante ya que en este caso estaban llamados a participar 725.000 personas más.
A la vía catalana decían que había habido 2.000.000 de personas, pero estos no acudieron a votar el 9N.
El 9N no ha sido más que un acto de propaganda independentista, organizado por los independentistas y sin validez democrática. Sus promotores han renunciado a cualquier apariencia de neutralidad convertidos en juez y parte del proceso. La imagen de Oriol Junqueras presidiendo una mesa es una clara demostración de la falta de requisitos democráticos durante la jornada del 9N.
La Fiscalía General de Estado continúa recabando datos en el ámbito de las diligencias de investigación abiertas y, a la luz de estas investigaciones y las múltiples denuncias presentadas ante los juzgados en Cataluña, valorar la existencia de responsabilidades penales y ejercer en los próximos días las acciones legales que correspondan.
Lo único bueno del 9N es que ya ha pasado y podemos empezar a hablar de otras cosas:
- Después de gastar 10 millones de euros en el proceso, mas todos los millones en publicidad, medios, TV3, papelillos amarillos, propaganda, etc. que se podrían haber gastado en otras cosas se ha de iniciar una nueva etapa donde se marquen las prioridades y dejar la política ciencia ficción.
- Cataluña está en disposición de superar el debate independentista porque así lo desean muchos catalanes. Muchos que no se manifiestan públicamente. Tenemos que pasar página, salir del monotema del discurso independentista.
- Debe recuperars la iniciativa política en Cataluña. El Gobierno de la Generalidad debe restablecer una agenda política donde sus prioridades sean las mismas de los catalanes.
- Artur Mas tiene que decidir si sigue construyendo muros de división o bien si construye puentes de diálogo.
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