Llevo
varios días escuchando hablar a numerosos políticos del PSOE entre
otros, que únicamente están con el populismo, critican al PP por el
tema de los desahucios y rápidamente olvidan las palabras de ZP de
hace casi dos años cuando éste indicaba que la dación en pago no
era posible. En el año 2008, 2009 y 2010 ya había desgraciadamente
desahucios, ¿qué hizo el gobierno socialista? Nada y en cambio ahora parecen los salvadores de todo. El PP es el
primer Gobierno que afronta este problema y lo hace con una normativa
ambiciosa, en la que se trata de reequilibrar las posiciones
entre deudores y entidades financieras y de proteger a los más
débiles. La suspensión de los lanzamientos durante un periodo de
dos años para estos colectivos es una buena muestra de ello.
* El
objeto central de la normativa que se está tramitando en el Congreso
de los Diputados es proteger a todas aquellas personas de buena fe
a las que la crisis ha impedido seguir haciendo frente a sus pagos
hipotecarios. Se trata de abrir vías para que no tengan que
abandonar su casa o, si tuvieran que hacerlo, moderar la carga de la
deuda que asumieron en su momento con el banco.
* El
proyecto de Ley permite paralizar las ejecuciones hipotecarias si
hubiera cláusulas abusivas en el contrato hipotecario, incorporando
así a la normativa española la reciente sentencia del Tribunal de
Justicia de la UE.
* Además,
el Proyecto de Ley reduce y limita los intereses de demora (tres
veces el interés legal del dinero), que evitan la rápida
multiplicación de las deudas en caso de impago; al tiempo que amplia
de 1 a 3 los meses de impago no consecutivos para que la entidad
pueda iniciar el proceso de ejecución hipotecaria.
* También
hay medidas relevantes en el ámbito de las subastas. Por un
lado se limita la participación de los bancos en las tasadoras y se
permite que el deudor presente su propia tasación; y por otro se
establecen valores mínimos de salida de las subastas al 75% (hasta
ahora inexistentes) para tratar de que el precio de adjudicación sea
más alto y permita al cliente cancelar un porcentaje más elevado de
la deuda.
* Además,
y pensando en los más desfavorecidos, el Gobierno ha implicado a
las entidades financieras en el Código de Buenas Prácticas, de
obligado cumplimiento para los bancos que lo han suscrito. Este
Código permite reestructurar la deuda, negociar una quita con el
banco y, en último extremo, la dación en pago. En este Código se
ha incluido también a los avalistas, en muchos casos personas
mayores que garantizaron con su vivienda la deuda hipotecaria de sus
hijos o nietos.
* La
dación en pago no es la panacea para resolver este problema,
porque no hay que olvidar que supone la pérdida de la vivienda. Es
mejor solución la reestructuración de la deuda mediante una
negociación con el banco para modificar cuotas o plazos porque
permite a las familias seguir viviendo en sus casas. Si se llega a la
dación en pago está previsto un alquiler a precios bajos durante
dos años antes del desahucio.
* Además,
el Gobierno ha puesto en marcha el Fondo Social de Viviendas
por el que aquellas personas que hayan sufrido un desahucio desde
enero de 2008 (el inicio de la crisis) podrán acceder a un alquiler
a precio moderado (entre 150 y 400 euros, en función de sus
circunstancias socioeconómicas, con un límite máximo del 30% de
los ingresos totales de la unidad familiar). Las entidades
financieras han aportado a este fondo alrededor de 6.000 viviendas,
que empezarán a adjudicarse en las próximas semanas En la gestión
de este Fondo participan de forma activa las ONG´s.
* Con
esta medida, el Gobierno da un paso más para aliviar la situación
de aquellas familias en riesgo de exclusión social y que ya han
perdido su vivienda.
* La
filosofía que inspira estos cambios es reequilibrar las posiciones
de acreedores y deudores en los contratos hipotecarios sin afectar la
seguridad jurídica.
* Se
busca, en definitiva, mantener el carácter disuasorio del impago (un
97% de los españoles paga puntualmente sus deudas hipotecarias) al
tiempo que se evitan losas perpetuas sobre los deudores, para los que
se habilita una segunda oportunidad.
Hay
que evitar medidas cortoplacistas que dañen irreversiblemente el
acceso al crédito y que castigarían especialmente a las familias
con menos recursos.
El
objetivo es que ninguna persona sea desahuciada de su primera
vivienda y que a la vez el 97% de las personas que pagan sus
hipotecas no se vean afectadas por las medidas antidesahucio porque
el Gobierno gobierna para todos.
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