El PSOE, el PP y UPyD han unido sus voces contra la pretensión del PNV, defendida en el Pleno del Congreso y apoyada por las demás formaciones nacionalistas, de reformar la Ley del Deporte para permitir que las selecciones deportivas de las comunidades autónomas puedan participar en competiciones internacionales, incluso contra España.
Se trata de la primera negativa que los socialistas dan a los nacionalistas vascos desde su acuerdo presupuestario. La propuesta del PNV, defendida por el diputado Aitor Esteban, pasa por introducir una disposición adicional nueva en la Ley del Deporte para que las federaciones deportivas vasca, catalana o gallega puedan integrarse en las federaciones deportivas internacionales y fomentar la participación de sus selecciones en las competiciones que se organicen.
Abierta esa puerta, los deportistas de esas federaciones tendrían plena libertad para optar por participar en una u otra selección y los clubes de esas comunidades no tendrían obligación alguna de prestar sus jugadores a la selección española. Eso sí, los clubes podrían participar en las competiciones españolas en la medida que sigan formando parte de la federación estatal.
Ya hubo un partido España-Canarias
"Que reine la libertad, que sean las federaciones quienes puedan decidir si existe o no presencia internacional y permitamos que esas federaciones hablen con las internacionales, sin tutelajes ni injerencias políticas", resumió.
La iniciativa contó con el respaldo "entusiasta" del BNG y de ERC, y también CiU, a través de la diputada Montserrat Surroca, ha dicho compartir "plenamente" los argumentos del PNV.
Incluso se sumó Coalición Canaria, el otro socio presupuestario del PSOE. Su diputado, José Luis Perestelo, demostró que Canarias y España ya se enfrentaron tres años seguidos en un torneo de fútbol organizado por el Cabildo de La Palma que él presidía: "¿Pasó algo? ¿Se rompió España? Nada".

miércoles, 27 de octubre de 2010
miércoles, 13 de octubre de 2010
Purga en Hacienda: cesan a veinte altos cargos en cinco meses
Nuevos rostros para tratar de llenar unas arcas públicas medio vacías. El nuevo director general de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT), Juan Manuel López Carbajo, ha cesado desde el pasado 30 de abril –fecha en la que fue nombrado por el Consejo de Ministros– a la mayor parte de los puestos de confianza de su predecesor, Luis Pedroche.
Numerosos relevos
Los relevos han afectado a siete directores de la Agencia, a cinco subdirectores, a la dirección de gabinete del presidente y a doce delegados de diferentes provincias y CCAA. La magnitud de los cambios pone de manifiesto que López Carbajo ha optado por rodearse de un nuevo equipo muy distinto al que tenía Pedroche.
Los rumores sobre la salida del antiguo director general de la Agencia fueron constantes, ya que su cese se produjo después de las fuertes críticas de los Inspectores de Hacienda a la gestión del ahora consejero de la CNMV. Algunas fuentes apuntaban a que Pedroche fue relevado de su puesto después del enfrentamiento que mantuvo con la vicepresidenta económica, Elena Salgado. No obstante, la ministra se limitó a decir que no existía “ni mala relación ni nada que se le parezca”.
Según las fuentes consultadas, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Salgado se enteraron por los medios de comunicación de que la Agencia Tributaria pagaba más a los Inspectores que más multas ponían, algo que hizo que Pedroche perdiera la confianza del gabinete socialista, a pesar de que llevaba en el cargo desde 2004, justo el año en el que el líder del Ejecutivo se instaló en La Moncloa.
El nuevo equipo de López Carbajo no lo tiene fácil: las cuestiones que están sobre la mesa son la recuperación sostenida de los ingresos públicos, y comenzar a ganar la batalla al fraude fiscal, que según el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, podría equivaler al 20% del PIB. Y todo ello con un 5% menos de presupuesto en 2011, una recorte del gasto en línea con el que sufrirá el Ministerio de Economía (-5,7%).
Asimismo, tendrá que buscar una solución a los impagos de los contribuyentes con Hacienda, que sigue superando mes a mes niveles sin precedentes. Los impuestos pendientes de cobro –la diferencia entre la recaudación prevista y la que realmente entra en caja– supera hasta agosto los 11.385 millones de euros, un 10% más que durante el año pasado. Los fiscalistas achacan esta cifra a los aplazamientos de los pagos o a la elusión de los deberes de los deudores. O sea, a la evasión fiscal.
Otro de los deberes de Carbajo es el cambio en la gestión de las liquidaciones por IVA. En los últimos años se habían realizado teniendo encuentra el año natural, y no trimestralmente como obliga la Ley. Conseguir que esos recursos no se pierdan (cerca de 3.000 millones, según fuentes de solvencia) sería un buen punto de partida para los nuevos responsables del Fisco.
Numerosos relevos
Los relevos han afectado a siete directores de la Agencia, a cinco subdirectores, a la dirección de gabinete del presidente y a doce delegados de diferentes provincias y CCAA. La magnitud de los cambios pone de manifiesto que López Carbajo ha optado por rodearse de un nuevo equipo muy distinto al que tenía Pedroche.
Los rumores sobre la salida del antiguo director general de la Agencia fueron constantes, ya que su cese se produjo después de las fuertes críticas de los Inspectores de Hacienda a la gestión del ahora consejero de la CNMV. Algunas fuentes apuntaban a que Pedroche fue relevado de su puesto después del enfrentamiento que mantuvo con la vicepresidenta económica, Elena Salgado. No obstante, la ministra se limitó a decir que no existía “ni mala relación ni nada que se le parezca”.
Según las fuentes consultadas, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Salgado se enteraron por los medios de comunicación de que la Agencia Tributaria pagaba más a los Inspectores que más multas ponían, algo que hizo que Pedroche perdiera la confianza del gabinete socialista, a pesar de que llevaba en el cargo desde 2004, justo el año en el que el líder del Ejecutivo se instaló en La Moncloa.
El nuevo equipo de López Carbajo no lo tiene fácil: las cuestiones que están sobre la mesa son la recuperación sostenida de los ingresos públicos, y comenzar a ganar la batalla al fraude fiscal, que según el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, podría equivaler al 20% del PIB. Y todo ello con un 5% menos de presupuesto en 2011, una recorte del gasto en línea con el que sufrirá el Ministerio de Economía (-5,7%).
Asimismo, tendrá que buscar una solución a los impagos de los contribuyentes con Hacienda, que sigue superando mes a mes niveles sin precedentes. Los impuestos pendientes de cobro –la diferencia entre la recaudación prevista y la que realmente entra en caja– supera hasta agosto los 11.385 millones de euros, un 10% más que durante el año pasado. Los fiscalistas achacan esta cifra a los aplazamientos de los pagos o a la elusión de los deberes de los deudores. O sea, a la evasión fiscal.
Otro de los deberes de Carbajo es el cambio en la gestión de las liquidaciones por IVA. En los últimos años se habían realizado teniendo encuentra el año natural, y no trimestralmente como obliga la Ley. Conseguir que esos recursos no se pierdan (cerca de 3.000 millones, según fuentes de solvencia) sería un buen punto de partida para los nuevos responsables del Fisco.
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